ESPECIALISTAS EN MEDIOS S.A. DE C.V.
Estrictamente Personal / Paquidermo tricolor.
miércoles, 27 de mayo de 2009
AUTOR: Raymundo Riva Palacio GENERO: Columna
FUENTE: El Financiero PÁGINA: 35
COSTO: $47,229.00
Versión.

El PAN, partido en el poder, y el PRI, que quiere regresar al poder, tienen una diferencia tan grande, que está haciendo la diferencia. Se resume en sus dos líderes, Germán Martínez, que actúa como si estuviera en la oposición, y Beatriz Paredes, magnánimamente imperial, que lo hace como si no estuviera en la oposición. Martínez parece un peso pluma que tira golpes de peso completo, y Paredes, que se comporta como un peso completo sin agilidad en las piernas y sin reflejos, está contra las cuerdas respondiendo con golpes sin fuerza. Una liebre azul enfrenta a un paquidermo tricolor en una lucha electoral. La actitud de Martínez le permitió recuperar el liderazgo dentro de su partido, cohesionarlo, y activar la movilización. La de Paredes provocó la división interna y la rebeldía. Si ése fuera el paradigma de la mejor estrategia, el panista la arrolla.

Ella dice que no, y resistió presiones de diversos grupos priistas que desde la semana pasada le exigieron actuar de manera más beligerante. Paredes comenzó a responder a su manera. Desde el lunes, con espots preparados por el publicista Augusto Elías, comenzó su contraofensiva. A quienes nos critican, dijo, les respondemos con iniciativas. Ante los ataques, propuestas, agregó. ¿De qué habla? Las campañas son claras: negativas las del PAN, retóricas las del PRI. Los dos únicos partidos que se caracterizan por propuestas, gusten o no, son el Verde, con su peligrosa pero popular campaña por la pena de muerte, y el Social Demócrata, con su apelación a los votantes progresistas con la legalización de las drogas y el aborto.

Según el consejo de sus expertos, dijo Paredes al cónclave del partido la semana pasada, el PRI saca mejor raja política con la posición actual. Cuando le pidieron mayor belicosidad, respondió con un promedio total de las principales encuestas donde el PRI aventaja al PAN en la contienda por la Cámara de Diputados. Les dijo que para qué se movían si iban bien, y que recordaran que los ataques de Andrés Manuel López Obrador al presidente Vicente Fox durante la campaña presidencial en 2006, provocaron su derrota.

La realidad es que Paredes timó a todos los gobernadores y líderes camarales presentes en la reunión. Les mintió cuando hizo la referencia de Fox, pues a López Obrador le costó únicamente dos de los 20 puntos que llevaba sobre su adversario Felipe Calderón. Los engatusó cuando les mostró el aglutinado de encuestas. Si bien es cierto que al 11 de mayo, fecha del corte de los estudios, la ventaja del PRI sobre el PAN era de casi seis puntos, hay un ligero declive. En esa misma gráfica, en enero aventajaba por siete puntos, en febrero por nueve, en marzo se achicó a tres, y abril y mayo se mantienen igual. Es decir, la estrategia beligerante de Martínez frenó la ventaja del PRI, mientras que la prudencia de Paredes no les dio más clientelas electorales. Más aún, en la última encuesta posterior a esa fecha, realizada por Buendía Laredo y Asociados, la ventaja del PRI sobre el PAN es de dos puntos, que con el margen de error, da un empate técnico.

En ese cónclave no les entregó el dato de votantes probables, que cuando se añaden a los reales, en prácticamente todas las encuestas quedan técnicamente empatados PRI y PAN. Tampoco les dio el dato de cuántas opiniones negativas tienen los partidos y omitió que los negativos del PRI son de una tercera parte del electorado, similar a los que tiene el PAN. O sea, los negativos del PRI no se han reducido por la posición conciliatoria de Paredes, ni han aumentado por la belicosidad de Martínez. Lo que sí ha logrado el panista, a diferencia de la priista, es que su beligerancia cohesionó al PAN, a diferencia de la división en el PRI desatada por la pasividad de Paredes.

Este aspecto es de altísima relevancia, porque los estrategas del PRI están calculando que si prolifera la apatía y se traduce en abstencionismo, a ellos les irá mejor en la elección. Éste es un pensamiento antiguo, sustentado en la fuerza territorial del PRI. Pero como se vio en la anterior campaña presidencial, un PRI dividido no moviliza, y ése es el tipo de partido que tiene Paredes. Un partido estimulado sale a votar, como está sucediendo con el PAN, con la guía estratégica impuesta por Martínez de convertir la elección intermedia no sólo en un referendo para el gobierno de Calderón, sino en un juicio sumario para los regímenes del PRI.

De ahí viene la lógica de los espots del PAN. Martínez ha lanzado una veloz embestida contra el PRI, a un ritmo de casi uno por semana por medio de Internet y YouTube, donde el mensaje ya no es meramente agresivo, sino contiene altas dosis de humor. El PRI institucional, ajeno de esos nuevos vehículos de comunicación política, sólo está recibiendo impactos demoledores. Paredes piensa otra cosa. Ayer, en una reunión en el Centro Woodrow Wilson en Washington, dijo que ella se mantiene sin agredir a nadie porque sus encuestas señalan que los mexicanos están hartos de las peleas entre políticos.

Pero olvida que las elecciones intermedias son fundamentalmente de aparatos políticos, donde esos datos salen sobrando. Es un asunto de lectura de la realidad y diseño estratégico. Martínez está sacrificándose por su partido, a costa de su propio futuro, mientras Paredes está sacrificando a su partido en beneficio de su propio futuro. Martínez ve como meta el 2009, pero Paredes sueña con el 2012. El balance definitivo tendrá que ser hecho después de las elecciones del 5 de julio, pero hasta este momento, dentro y fuera del PRI, el consenso es que Paredes es la lideresa derrotada.

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